Comenzamos con la señal de la cruz.
Y a la Virgen María le decimos:
Oh Dulce Corazón de María, sé la salvación mía.
Un día, cuando Claret era joven, se acercó a la orilla del mar. De repente una enorme ola lo tiró y se lo llevó a lo hondo.
Como Claret no sabía nadar le dio mucho miedo y gritó a la Virgen para que le ayudara.
Cuando vio que se encontraba en la playa, sin haber tragado ni una gota de agua, sintió que la Virgen había escuchado su oración y que le salvó de morir ahogado.
La virgen, como Jesús, nos cuida.
ORACIÓN:
María, guarda todo en su gran corazón. Siempre nos mira y nos ama desde el cielo.GRACIAS MARÍA, MADRE NUESTRA.
Rezamos:
Dios te salve María...
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