Comenzamos con la señal de la cruz.
Y a la Virgen María le decimos:
Oh Dulce Corazón de María, sé la salvación mía.
AMBIENTACIÓN:Desde el Bautismo Dios entra en nosotros. Nuestro corazón se convierte en la casa de Dios. Somos como pequeñas iglesias donde vive el Espíritu de Dios. Por eso tenemos que comportarnos muy bien para que nuestro corazón esté limpio.
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